C.
A comer alimentos vivos
Esto no implica dejar de tajo o en su totalidad alimentos como carnes y lácteos, sino aprender a comerlos equilibradamente
Por: Veva Palacios/Foto: dieteticaonline.es
La semana pasada tuve la fortuna de asistir al taller de introducción del Dr. Iván Chile Martínez en Madrid, y no pude más que quedar maravillada con su conferencia de «Nutrición Cronobiológica y Bioenergética» y esta visión frente a los alimentos y la nutrición.
Considero que en la actualidad los medios se la viven imponiendo patrones y hábitos generalmente (sin decir que todos) por tendencias, moda, resultados express e intereses económicos, sin más; olvidando que el principal objetivo debe ser nutrirnos en integridad. Esto es nutrir nuestro cuerpo, pero también nuestra mente, nuestras emociones y con ello nuestro pensar, nuestro actuar y nuestra calidad de vida.
Por ello la filosofía del Dr. Iván me encantó, porque propone, más no impone. Respeta tu ideología, pero te ofrece hacer propio lo que tu cuerpo te va mostrando merece la pena, haciendo énfasis especial en que «quien conoce su cuerpo y es su mejor médico, es usted mismo».
Y bueno…. qué es esto a lo que él llama Nutrición Cronobiológica y Bioenergética. Es un enfoque y sugiere que si queremos cambiar lo negativo que sucede en nuestras vidas tenemos que hacer cambios en lo que llevamos a la boca, pues al llevar alimentos con un mensaje de luz, como él llama, impacta positivamente en todo lo que hacemos. Lo podrás ver como algo muy romántico, pero no. Es realmente cierto que tan importante es lo que comemos, como lo es también su preparación, combinación y horarios en que lo comes. Todo con la intención de alcalinizar el cuerpo, evitar la inadecuada fermentación y nutrirnos de salud para evitar que la acidez nos ocasione enfermedades.
No te dejes llevar por la acidez natural de los alimentos, pues algunos (como el limón) son ácidos, pero la chulada es que su efecto es alcalino. Y no podemos ni debemos llevar una alimentación 100% alcalina, sino equilibrada. Para ello se dice que debe haber de un 75-80% en adelante de alcalinos y de un 15-20% o menos de ácidos.
Dentro de los cereales poco acidificantes (trigo sarraceno o arroz) contamos o alcalinizantes (cebada, mijo y quinoa). Dentro de las legumbres los frijoles (aunque a algunos cuesta digerir); frutos secos como dátiles y almendras. Endulzantes como la miel de abeja. Plantas que ayudan a regular el pH como diente de león, sábila, aloe vera y clorofila y algunos que limpian como la menta, manzanilla, limón y té verde.
Esto no implica dejar de tajo o en su totalidad alimentos como carnes y lácteos, sino aprender a comerlos equilibradamente.
Empecemos por crear conciencia de lo que llevamos a la boca, sin juzgarnos duro, pero haciendo conciencia de con qué estamos nutriendo nuestro cuerpo.
Analiza qué cosas puedes mejorar y recuerda que el éxito del cambio de actitud se basa en el gradualismo.
En tus manos está mejorar tus elecciones a la hora de alimentarte para mejorar tu sentir, tu pensar, tu ser, tu accionar y así tu entorno.
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