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Claves para fomentar autoestima en los niños

septiembre 20, 2018

Cuando un niño adquiere una buena autoestima se siente competente, seguro, y valioso

Por: Claudia Ojeda/Foto: Verbamanent.info

La autoestima es la conciencia de una persona de su propio valor basándose en la información obtenida en diversas experiencias y sensaciones que se van produciendo a lo largo del tiempo. Es un elemento básico en la formación personal de los niños. Cuando un niño adquiere una buena autoestima se siente competente, seguro, y valioso.

Valora el esfuerzo, no los resultados: No te centres en si ha sacado un sobresaliente o un aprobado, lo importante es que el niño haya sido constante y se haya esforzado, refuerza esto. Para fomentar la autoestima infantil es muy importante valorar su esfuerzo.

No exageres tus halagos y sé concreto: Esto es, dile lo que ha hecho bien y porqué te ha gustado para que el niño sepa lo que te agrada. Has recogido muy bien tus juguetes, es muy diferente a Eres muy ordenado. Es importante que comentes con otras personas ante el niño sus logros y su esfuerzo, pues le hará sentir útil e importante.

Amor Incondicional: La parte más importante para el desarrollo de una buena autoestima es que nuestros hijos sientan que son queridos de manera incondicional, independientemente de sus actos. Cada niño es diferente y único y sólo por existir debería ser amado incondicionalmente. El niño que tiene esa confianza y tranquilidad ya tiene un paso grande avanzado en su autoestima.

No lo sobreprotejas, fomentarás la inseguridad y la dependencia: No hagas guardia y los vigiles a cada rato, ya que generarás niños burbuja. Los niños no se rompen y necesitan una dinámica que les genere oportunidades para desarrollarse de forma constante, no para estancarse.

Establece límites claros y sé consistente con ellos: Es decir, si no recoges tus juguetes no iremos al parque; el niño querrá negociar esto pero no valen medias tintas, si le has puesto una condición razonable tienes que hacerla valer, pues de lo contrario no se lo tomará en serio. Firmeza.

Observar, acompañar de forma discreta para no ser invasivo en su experimentación: Puedo apreciar el esfuerzo de mi hijo por hacer algo, aunque no consiga cumplir su objetivo. Puedo echarle un pequeño lazo si el niño está atorado para resolver su problema o animarle. Si confío en él, llegará más lejos. Si sus figuras de apego lo subestimamos, los niños disminuyen su confianza en sí mismos. Podemos acompañarlos de manera amable y respetuosa con sus tiempos y ritmos.

No criticar: No hacer comentarios ofensivos y menos aún no creer que a nuestros hijos les faltan capacidades, ya que en la infancia la plasticidad cerebral es grande y las capacidades se están construyendo.

No etiquetar: Las etiquetas que ponemos a los niños provienen de nuestra interpretación de sus actos que no siempre es exacta. Las etiquetas limitan a los niños y les clasifican cuando aún están en continuo cambio y crecimiento. Las etiquetas y las valoraciones a veces vienen de nuestras propias expectativas sobre ellos.

Valida sus emociones: A veces a los papás nos molesta o preocupa que los niños se enfaden, lloren… y tratamos de acabar con esas. Contener la expresión de un sentimiento no es eliminar el sentimiento. Podemos validar las emociones negativas de nuestros hijos, “entiendo que estés muy enojado con tu hermano”, pero no validamos los actos destructivos, “pero no está bien golpearlo”. Esto les da seguridad y confianza en sí mismos.

Enseñar seguridad sin miedo: Podemos enseñar a nuestros hijos a fiarse de sus propias percepciones y a que se sientan libres de expresar algo con lo que los adultos no estamos de acuerdo, sin miedo a represalias. Esto va a sentar la base para que un día puedan enfrentar a personas que puedan dañarle y prevenir, por ejemplo, el abuso sexual.

Admitir nuestros errores: Los papás a veces nos equivocamos también y podemos tener miedo a que nuestros hijos nos sientan vulnerables. Equivocarse, decir lo siento, rectificar, enseñan a nuestros hijos que se aprende de los errores. Durante el primer año de vida aproximadamente comienza a construirse la autoestima que va a depender de que los papás o cuidadores primarios respondan rápida y eficazmente a las demandas de los bebés a la par que interactúen con ellos con amor y acompañandolos en su desarrollo, estableciendo el apego seguro que proporciona al bebé la seguridad y confianza bases de su autoestima.

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