Q.
Eduardo Carrete
A veces, en la vida, se nos muestra lo que nos tiene preparado, lo difícil es saber leer los argumentos a tiempo
Por: Christian Velázquez / Foto: Eduardo Carrete
“Hola mundo”, ¿Estás listo para mi?
Tiger Woods
QUERÉTARO, QRO.- El paisaje siempre bello de los campos de golf, con el césped cubriendo las planicies, presume imperturbable su corte reglamentario permitiendo que la vista pueda dilatarse hasta encontrar su límite en el horizonte, que de vez en cuando, suele toparse con pequeños lagos que refrescan la mirada, mientras los abanderados hoyos aguardan pacientes que los jugadores destinen en ellos su bola en juego, así comienza el escenario en el deporte del golf, donde convergen la técnica de oscilar el palo, con el arte de controlar los pensamientos.
Eduardo Carrete, jugador apasionado de golf, encontró en este deporte que practica desde los 5 años, la unidad consigo mismo. En un principio, la práctica del golf se repartía con el fútbol y el tenis, actividades que también realizaba con gusto; sin embargo, la disciplina que exigen cada uno de ellos era por demás agotadora, así que bajo el apoyo siempre incondicional de su familia, tomó la decisión de dedicarse en cuerpo y alma a este milenario deporte del Swing.
En este sentido, la práctica del golf lo ha acompañado a lo largo 17 años de su vida, dinámica que ha tenido que maridar con sus estudios en Estados Unidos, exigiéndose cada vez más y dar todo lo que está a su alcance para que ambas actividades caminen paralelamente en su cotidianidad, sin dejar caer una sobre la otra, al grado de que acaba de graduarse en la Universidad de Jacksonville, Florida, en la carrera de Business Management, y próximamente regresará a EU para comenzar su maestría.
Con una larga cauda de torneos en su haber a pesar de su juventud, Eduardo ha participado en competencias tanto nacionales, efectuando giras como es la zona-centro, debutando por vez primera a la edad de seis años, como también en la gama internacional, representando a México en países tan alejados como Japón, Inglaterra, Escocia, Colombia y Argentina por nombrar algunos.
“He sido muy afortunado en poder representar a mi país en varios torneos, ya que ahí se ve el trabajo duro, con constancia, que me ha llevado a estar en escenarios donde no imaginé estar, y en buena medida es gracias a este deporte del golf”.
Con una gran cosecha de éxitos en torneos amateurs, Eduardo Carrete se ha colocado en los primeros lugares nacionales y en el segundo lugar en el ranking a nivel mundial de los mexicanos; “fruto del sacrificio personal y el esfuerzo de mis padres, cuyo apoyo ha sido fundamental para ir concretando este sueño”.
Como pregunta obligada y retomando el gran número de juegos en los que ha desarrollado su experiencia, le cuestionamos a Eduardo si alguna vez ha efectuado el tan valorado “Hole in One”, hazaña que todo buen golfista persigue a lo largo de su carrera en este deporte y en donde la eventualidad de la precisión se divide: mitad suerte y mitad técnica y fuerza.
“Si, fíjate que a lo largo de practicar este deporte he hecho cinco hole in one, el primero lo hice cuando tenía 6 años, yo ni enterado de que había hecho, mi papá era el más contento, y el último fue en el pasado mes de febrero; se dice fácil pero es más difícil de lo que algunos creen”.
¿Cuál sería tu sueño a perseguir dentro de este deporte del golf?
“Mi sueño dorado sería ganar el PGA Tour”, Professional Golfers’ Association of America por sus siglas en inglés, uno de los torneos más prestigiados en los Estados Unidos y en el mundo.
Dentro de las satisfacciones que ha encontrado al practicar este deporte, Eduardo nos cuenta que han sido muchas, cada una con un valor estimativo especial, personal, muy grande. En primera instancia, como persona me ha ayudado muchísimo, me ha enseñado a ser una persona más responsable, puntual, disciplinada, etc., por otro lado, también ha fungido como el detonante de encuentros con personas de distintas nacionalidades, convirtiéndose al paso del tiempo en verdaderas amistades con las que en primer lugar, compartimos el gusto por el golf.
De igual manera, este deporte me ha llevado a lugares insospechados, a vivir experiencias que han nutrido y enriquecido mi vida, así como el conocer otros espacios geográficos que tal vez, hoy por hoy aún no conocería.
La persona que ha cautivado mi admiración en este deporte, es sin duda Tiger Woods, ya que él revolucionó la práctica del golf convirtiéndola en como la conocemos ahora. A él le debemos que el golf ya no se considere como un hobby que en el pasado era particular de la gente mayor. Ahora se practica con personas de todas las edades, entre más chico mejor.
Recientemente, Eduardo Carrete participó en una competencia organizada por la Universidad de Jacksonville de donde es egresado, que consiste en escoger a los mejores jugadores de la década basado en resultados y en el marco de la década 2020, esta divertida competencia se decidió a base de “likes”, llevando a nuestro personaje a ser el primer lugar y poniendo a México en la vista de todos, al igual que el reconocimiento de su familia y amigos por este nuevo triunfo.
A nuestra pregunta, ¿pasando esta pandemia que es lo que más te gustaría hacer?
Eduardo, sin dudarlo, nos contestó que sería regresar a las competencias, “es lo que más extraño; el campo de golf, los nervios que surgen ante cada torneo, ver a los jugadores que de igual manera sienten esa adrenalina corriendo por sus venas, la preparación previa y el continuar con el día a día, ojalá ese futuro sea muy próximo” expresó.
Finalmente, Eduardo Carrete lanza una invitación a niños y jóvenes para que se den la oportunidad de practicar este deporte, que lejos de ser estigmatizado como un deporte de adultos, es divertido, enriquecedor e interesante, aunado a que conoces mucha gente que al paso de los encuentros, se convierten en amistades para toda la vida.
Así concluye nuestra plática con este gran exponente del golf, en la que nos compartió parte de su experiencia con este singular deporte, en donde uno de los ingredientes clave para vivirlo y disfrutarlo, es, que cada golpe asestado a la bola, vaya con una perfecta distribución de los sentidos, y cada uno de ellos, combinarlos con el corazón y la pasión, justo en el instante, cuando bola y palo se encuentran.
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