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Restos
¿De qué otra cosa podríamos hablar?”, es el nombre de la exposición que representó a México en una de las ediciones pasadas de la Bienal de Venecia
Por: Rocío Aguilera
Postea mi hermana su más reciente estatus en Facebook: -“No sé qué me da más miedo: ver el Conjuro (película) o andar en la calle”-. Un modo de decir con humor negro que la violenta realidad diaria ha superado por mucho la ficción. Tristemente en estos días es al propio ser humano al que le tememos más. Una especie que destroza su propia especie no por sobrevivencia ni evolución, sino por intereses, jerarquías, dominio, odio, venganza, poder y enriquecimiento. Los hechos internacionales se magnifican en las noticias bajo el término terrorismo y discriminación. En nuestras calles bajo qué término deberíamos decir que somos víctimas de que nuestro ambiente cotidiano se vea perturbado, de traer siempre el seguro y las ventanas arriba del auto, de regresar temprano a casa, de no usar el celular en la calle, de no poder caminar solo a la tiendita de la esquina, de no poder dejar pertenencias en el asiento del auto estacionado, de no decir lo que se piensa y cuidar lo que se dice o comparte. No será el apocalipsis lo que acabe con este mundo, será el propio ser humano con la gravísima contaminación y la decadencia de valores que comienza algo pequeño como la simple falta de respeto al uno a uno en el paso del tránsito o a la fila para los boletos, el separar la basura, la mala administración de los recursos y lo más típico: la corrupción y el narcotráfico. Una de las artistas mexicanas más radicales y controversiales, Teresa Margolles es especialista en reflejar en sus obras el disgusto por la violencia. “¿De qué otra cosa podríamos hablar?”, es el nombre de la exposición que representó a México en una de las ediciones pasadas de la Bienal de Venecia y estuvo conformada por 5 piezas que la artista nacida en Culiacán en 1963 realizó con elementos y residuos recogidos en diferentes escenas de crímenes de la guerra contra el narcotráfico. A través de una variedad de técnicas (empapar trozos de tela con sangre o lodo en la escena de una ejecución, recolectar pequeños fragmentos de vidrio de los parabrisas de autos involucrados en un tiroteo, o por el registro visual o sonoro de un paisaje cargado emocional y simbólicamente por la memoria de la muerte. Mezclando sus estudios artísticos con forenses Teresa se dedica a la exploración de los fluidos corporales, los objetos utilizados en el proceso forense, las pertenencias de los cuerpos y los restos humanos, como materia esencial para tratar la violencia social y la muerte en México. En febrero la tuvimos en el Museo de la Ciudad de Querétaro con la exposición 45 cuerpos. Es así como la atípica materia prima física del artista se convierte en un parlante con altavoz para hacer una dura conciencia de la realidad. La prensa, la televisión, las redes sociales pueden hablar y publicarlo pero ¿hasta dónde nos impactará? Pienso y espero que no sea hasta que nos toque personalmente en un tiempo al que llamemos: demasiado tarde.
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